Los Jóvenes Debemos Recuperar La Política

Nombre: Agustín
Apellido: Sanchez Sorondo

Mail:
maderasaso@hotmail.com

Registro:
040401072

Año:
5

Turno:
TARDE

Comisión:
A

Título: LOS JOVENES DEBEMOS RECUPERAR LA POLITICA

Es un articulo que escribió un amigo, Santiago Pellegrino (22 años) que me gustó muchísimo y quería compartirlo con uds., pues creo que da en el clavo.-
ahi va:

Por Santiago Pellegrino:

Cuando estalló la crisis de 2001, recuerdo que estaba en mi casa disfrutando de mis vacaciones. Hacía pocos días atrás había terminado definitivamente con el colegio: ya era un egresado y un hombre del mundo. Era un joven con 18 años recién cumplidos que lo único que sabía era que había decidido estudiar Ciencia Política porque sentía que había que hacer algo. Era como un instinto al que sabía que no podía renunciar.
Luego del discurso de De la Rúa y con el ruido de las primeras cacerolas, casi agarro mi bicicleta (mi medio de transporte en aquella época) para ir a la Plaza de Mayo, pero como mis viejos no estaban en casa, no me animé. ¡Se van a preocupar! pensé, así que miré todo por la tele. Al día siguiente seguía en vivo las transmisiones. Y en mi corazón sentía ese grito de los argentinos: Que se vayan todos!!.
¿Cómo no sentirme identificado con esa frase? Aún hoy no dejan de afectarme las miserias de nuestro país: la pobreza, la corrupción, la desigualdad y las guerras entre argentinos me ahogan. Y lo primero que uno tiende a pensar es en la desazón, en querer bajar los brazos y buscar por todos los medios zafar y hacer la mía, porque cambiar todo en este país es imposible. La política aparece como un monstruo que amenaza con devorarnos. Estudiar política: sí, leer de política: sí, opinar de política: sí, criticar a la política: sí, ir a alguna marcha: sí; participar activamente en política, es decir, meterme en ese mundo: ¡ni loco!
Sin embargo, con el correr del tiempo, me fui dando cuenta del valor de la política. Empecé a descubrir que en todos los aspectos de mi vida la política tiene su influencia, a veces es más directa, otras veces más por lo bajo: ¿por que uso el transporte público y no tengo un auto? ¿Por qué tuve la posibilidad de estudiar en un sistema privado (el colegio) y también en uno público (la Universidad)? ¿Por qué gano el sueldo que gano y llego a fin de mes con la calculadora en la mano? ¿Por qué en los 90 la gente se iba de vacaciones afuera y hoy recorre el país? ¿Por qué desde hace un par de años en los boliches de Buenos Aires controlan más la capacidad y la ropa que llevás? ¿Por quécuando iba de vacaciones muchas veces se armaban roscas de porteños vs. el resto del país? ¿Por qué tengo miedo cuando dejo mi casa sola o camino por ciertas calles de la ciudad? ¿Por qué siento orgullo cuando un argentino se destaca en el exterior deportiva o científicamente?
Y así, con el tiempo, me fui dando cuenta que la política tiene una respuesta a todas esas preguntas. Y a muchas más aún. Porque esas son las preguntas de mi vida, pero también están las de mi familia, las de mis amigos, las de mis conocidos y las de la gente que me cruzo por la calle. Están las de aquellos que no conozco ni voy a conocer, las de los que me da verguenza haber conocido, las de los que no entiendo y las de los que vienen de afuera y tratan de entendernos.
Entonces pensé que la política es ese espacio donde todas las preguntas buscan responderse y donde se preguntan entre ellas mutuamente. Y de las respuestas que se dan (y desgraciadamente, muchas veces de las no respuestas también), descubrí que la política tiene un gran poder transformador. Ya sea para bien o para mal, la pol�tica es la gran articuladora de nuestras vidas.
Por eso no debe ser un espacio vacío. Si así fuera, aquéllos con más poder lo ocuparían más fácilmente en beneficio propio. Es lo que nos pasó antes, tenéamos una clase dirigente que pensaba para sí y por eso salimos a decirle: !que se vayan todos! Pero si ese lugar no lo ocupa nadie, !vuelven todos!.
Por lo tanto, mi lema es !que participen todos!. Es necesario que se involucren muchas personas con valores, cabeza y corazón. Que se puedan sentar y pensar en esas preguntas. Y, principalmente, que puedan dar respuestas que expresen un proyecto de país: una propuesta real que permita desarrollarnos integralmente, sabiendo que estamos en un país con enormes riquezas y rodeados de países hermanos con valores muy similares. Sabiendo también que el mundo es muy grande y ambiguo y que nuestro país es un jugador más que tiene que adaptarse a ese juego defendiendo sus propios intereses. Sabiendo incluso que necesitamos potenciar la educación para tener una dirigencia lúcida que piense en los problemas del país y de respuestas acordes a sus necesidades, sin necesidad de tener que importar permanentemente ideas del extranjero. Y por último, sabiendo que sin corazón no hay futuro, que además de pensar el país, es necesario amarlo !hasta los huesos! y poder dejar a futuro una nación d
e pie. Por todo esto creo que es necesario recuperar el valor de la política.

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